Imagina que perteneces a una pandilla de 5 chicos. Hasta hoy siempre ha
tomado las decisiones una persona: vuestro líder. Si él quería ir a la
playa, todos ibais a la playa, y si prefería quedarse en casa y no
salir, pues todos recluidos en su dulce hogar. En efecto, vivías en una
Dictadura. Así se sentían los griegos de la época Micénica (en el siglo
XVI a.c.) o, ya más adelante, los ciudadanos de Atenas del siglo VI a.c.
Pero hoy en tu pandilla habéis tomado una importante decisión: de ahora
en adelante someteréis a votación los planes... y será el plan más
votado el que se lleve a cabo. Bienvenido a la Democracia. Algo así pasó
en Grecia en el siglo V a.c. Las ciudades estado griegas eran poco más
que un pueblo de los de hoy en día, y las decisiones se tomaban en
asambleas ciudadanas no muy diferentes a tus reuniones vecindarias o a
las que se podrían dar en el ejemplo del inicio. Esta situación era
ideal porque lo que ocurre cuando las poblaciones son pequeñas es que el
sentir de la mayoría tiene un peso empático en los ciudadanos. ¿Qué
quiere decir esto? Pues que aunque no estés de acuerdo con lo que se ha
decidido, el hecho de que los que sí están de acuerdo formen una
comunidad contigo, es decir, os conocéis y convivís juntos (para lo
bueno y para lo malo) hace que esas decisiones las sientas cercanas a
ti, pese a no compartirlas. Es como en el ejemplo de la pandilla: si
todos tus colegas quieren ir a la playa y tú no, cuando te pones el
bañador y coges tu toalla piensas: "bueno, son mis chicos, un día es un
día". Lo que quiero decir es que el "son mis chicos" o, llevado a la
Grecia socrática, "es mi comunidad", hace que el peso de la mayoría
resida en la empatía hacia tus congéneres más allá del mero hecho de que
su opinión sea simplemente la más votada. Se convierte en un asunto de
la coherencia de ir de la mano con aquellos que conviven contigo y con
los que discreparás, unas veces sí, y otras no. Esta es la democracia
que conocieron los griegos en las ciudades estado, la democracia de
Pericles (por ejemplo).
Ahora imagina que tu pandilla empieza a
expandirse. Un amigo trae a otro y este a otro más, y luego es el amigo
de un amigo que trae una pandilla de otro pueblo que a su vez conoce a
otros 200 tipos de un pueblo cercano que.... en fin, que tu "pandilla"
(si es que ahora se le puede llamar así) ahora tiene cientos de miles de
integrantes, el 99% de los cuales ni siquiera has visto una vez en tu
vida. De nuevo los planes se someten a votación... y el más votado se
llevará a cabo. Bienvenido a la Democracia Moderna. Lo que ocurre ahora
es que lo que decida la mayoría ya no tiene un peso empático en ti. La
decisión de esa masa de gente la ves como algo muy ajeno, y si no estás
de acuerdo con ello no hay un "son mis chicos" o "es mi comunidad" que
te consuele. Solo queda bajar la cabeza y asentir. O eso o salir a la
calle a gritar mientras los desconocidos te miran desde las ventanas de
sus casas mientras te llaman "loco" o "reaccionario". Eso si no mandan a
una cuadrilla de desconocidos a que te den una somanta de porrazos...
De repente te sientes en una posición muy parecida al inicio de este
cuento. Hay algo ajeno a ti que decidirá por ti para siempre. Antes el
líder que lo decidía todo era un colega tuyo... ahora ni siquiera eso...
el "líder" es una masa de desconocidos que podrían enviarte a una
guerra o hacerte cómplice de cualquier injusticia. Esto es la llamada
Dictadura de la Mayoría. Lo peor de todo esto es que en el Sistema hay
trampa: las masas son volubles... y fácilmente manipulables. Y esto
quiere decir que con un buen programa propagandístico y unos medios de
comunicación dispuestos a consentirlo, unos "pocos" de esa mayoría
pueden manipular las opiniones y decisiones del resto. ¡Madre mía! ¿A
dónde hemos llegado? De repente lo que al principio parecía un sueño se
ha convertido en una pesadilla. Y además tienes un problema gordo,
porque si alzas tu voz contra el Sistema, los "pocos" que llevan el
cotarro y se lucran a base de manipular al resto no van a decir que
gritas contra una pesadilla, sino que dirán que luchas contra un sueño, y
hasta tendrán las pelotas de mencionar a Pericles o a los atenienses en
los insultos que te lancen. Así, vagaras por las calles incomprendido,
bajo la mirada de atónitos desconocidos, que sonríen a tu paso como el
que acaba de ver a un tarado. Y luego girarán de nuevo su rostro hacia
la tele, y seguirán impregnándose de esa propaganda que les hará creer
que realmente sus opiniones personales pesan en las decisiones del
conjunto... cuando la trampa está en en que ya no hay "opiniones
personales", las opiniones te las han ido inculcando desde niño... en el
cole, en la tele, en las películas, en los periódicos, los
telediarios... ya no eres dueño de lo que piensas... sólo un loro que
repite lo que le han enseñado a pensar.
Pero volvamos nuestras
miradas atrás. A lo largo del siglo XV los otomanos expandían sus
dominios en Oriente. Su avance por Europa Oriental hacia el Peloponeso
produjo un éxodo masivo de ciudadanos griegos, y muchos de ellos
llegaron a la toscana italiana impregnados de la cultura clásica que
creíamos perdida. Italia en esa época estaba disgregada en pequeñas
ciudades estado, a diferencia del resto de Europa, un collage de vastos
territorios bajo el yugo de reyes y nobles de un feudalismo ya rancio.
Que gran coincidencia: griegos y sus conocimientos y, de nuevo, ciudades
estado. A lo largo del siglo XV los habitantes de la península itálica
abrazaron de nuevo la cultura y el pensamiento de la Grecia clásica, de
esa Grecia de la que hablamos al principio de este cuento. Todo estaba
listo para el resurgir de un antiguo sueño, y que mejor nombre para ello
que "El Renacimiento". Y ahora pongamos nuestras miradas en el
presente. Internet ha provocado que las personas abandonen el
aislamiento de la sociedad capitalista y vuelvan a hablar entre sí, y a
compartir sus opiniones a miles de kilómetros de distancia, y a sentirse
parte de grupos y comunidades. Que bonita esa palabra: Comunidad. Y es
en estas comunidades donde se grita con fuerza que la Democracia que nos
han vendido es un fraude. Por supuesto, los que lo gobiernan todo
tiemblan... tiemblan en el Magreb, en Sol, en Manhattan y en Moscú.
Tiemblan porque las trampas de un mentiroso tienen fecha de caducidad, y
este Sistema corrupto también. ¿Quien sabe? Con suerte algún día
podamos decir que en los siglos XV y XVI hubo un primer Renacimiento de
carácter artístico, y en el XXI otro Renacimiento... político y social.
Soñar, incluso en este Sistema donde sólo vale el dinero, es gratis.
Quedaos
con esta cita de Thomas Jefferson: "La democracia no es más que el
gobierno de las masas, donde un 51% de la gente puede lanzar por la
borda los derechos del otro 49% ".